La salud mental y emocional de la mujer debe ser prioridad pública

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salud mental y emocional de la mujer
Lejos de que al fin las mujeres sean ayudadas por los demás miembros en el hogar, recayeron mayores responsabilidades sobre sus hombros. (Pixabay)
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Por Ana María Duarte Álvarez

Podría parecer que la pandemia afectó a todos por igual. Sin embargo, los sectores más vulnerables doblegaron esfuerzos para ser lo más resilientes posible. Este texto pretende reflexionar sobre la compleja situación de las mujeres durante la pandemia por COVID-19 y sus derivaciones en la salud mental y emocional.

Un documento elaborado por académicos y académicas de la Universidad de Chile (2020) con experiencia en clínica y en investigación en salud mental, determinaron, luego de una revisión de la evidencia científica disponible, que las pandemias causan graves sufrimientos psicológicos y sociales en las poblaciones afectadas. Esos efectos pueden amenazar la paz, los derechos humanos y el desarrollo del país.

En La cruel pedagogía del virus de Sousa Santos (2020), las mujeres son consideradas «las cuidadoras del mundo» y con justa razón, porque prestan cuidados dentro y fuera de las familias. Durante la pandemia se dio visibilidad y valor a profesionales esenciales, como enfermeras o asistentes sociales, que estuvieron y siguen estando en la primera línea de atención a los enfermos y ancianos dentro y fuera de las instituciones.

Por otro lado, lejos de que al fin las mujeres sean ayudadas por los demás miembros en el hogar, recayeron mayores responsabilidades sobre sus hombros. El machismo todavía no se ha erradicado y en tiempos de crisis se refuerza; el estrés, ansiedad, languidez se apoderaron de las mujeres. Con tantos roles asumidos, muchas se vieron forzadas a dejar sus estudios en la educación superior.

Varias mujeres ya no pudieron compaginar trabajo, estudios, tarea doméstica, cuidados de los niños y su acompañamiento en la trayectoria escolar enmarcadas en tareas virtuales, adultos mayores de la casa, etc.

Violencia durante la pandemia

Existen avances jurídicos contra la violencia en convenios internacionales ratificados por Paraguay, la Constitución Nacional de 1992 y legislaciones como la Ley Nº 1600/2000 “Contra la violencia doméstica” y la Ley Nº 5777/2016 “De protección integral a las mujeres, contra toda forma de violencia”.

Entiéndase por violencia contra la mujer toda conducta que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, patrimonial o económico a la mujer, basada en su condición de tal, en cualquier ámbito, que sea ejercida en el marco de relaciones desiguales de poder y discriminatorias.

El cumplimiento de las leyes es el único camino para evitar tantos casos que enlutan a las familias paraguayas. Según los últimos datos registrados por el Observatorio de la Mujer del Ministerio de la Mujer, de enero a julio de 2021 se registraron:

  • 16 feminicidios
  • 46% de las víctimas tenía entre 21 y 30 años.
  • 24 huérfanos
  • 88 % de los victimarios era pareja o expareja de la víctima
  • 12 víctimas de tentativa de feminicidio
  • 4.469 llamadas al #137 por violencia
  • 1.526 causas ingresadas en el Poder Judicial por violencia doméstica

La urgencia de políticas públicas

Antes de la pandemia, una investigación de Clara Fassler se refería al sostén emocional que las mujeres prestan a sus hijos, familias y comunidad, dimensiones muy difíciles de cuantificar, pero que significan trabajo y desgaste para las mujeres.

Ahora quedaron las secuelas; por tanto, las mujeres requieren intervenciones urgentes y políticas públicas, ya que se torna prioridad recuperar la salud mental y emocional.

En las zonas rurales se agravó más la situación porque ya no llegaban las remesas de Argentina o España, o bien los trabajos informales a los que se dedicaban las mujeres no fueron rentables, y en el peor de los casos quedaron desempleadas.

El incumplimiento de las prestaciones alimenticias con los menores ha generado mucha frustración debido a que el sistema judicial aún no se ha digitalizado, y tampoco se podía acudir en las oficinas correspondientes a realizar las denuncias.

La falta de incidencia de las mujeres en las políticas públicas y, sobre todo, en las de lucha contra la pobreza, no solo invisibilizan sus necesidades y aspiraciones, sino que además contribuyen a profundizar desigualdades.

La Organización de Estados Americanos a través de la Comisión Interamericana de Mujeres plantea la transversalidad para el abordaje de la situación de las mujeres, donde se considere tanto para el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas públicas el enfoque de derechos humanos.

La perspectiva de género es una estrategia para disminuir la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres; además, el enfoque de interseccionalidad puede dar respuestas efectivas a situaciones de riesgo a la violencia y la discriminación.

Apostar por los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS)

Hay que acelerar progresos tangibles para el 2030, lo cual requiere el compromiso y la acción por parte de toda sociedad. Algunas de las metas que pretende los ODS de equidad de género son:

  1. Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo.
  2. Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.
  3. Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.
  4. Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.
  5. Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos según lo acordado de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen
  6. Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles

El Ministerio de Salud y Bienestar Social (MSPyBS) mediante la Política Nacional de Salud 2015–2030 busca garantizar el acceso a la salud integral e información a las mujeres y niñas en todas las etapas de su vida.

Si verdaderamente se escuchara y se diera más participación política a las mujeres, quizás tendríamos al menos un mundo un poco más humano, más sensible a las necesidades de los demás y donde se ponga al ser humano en primer lugar.


Ana María Duarte Álvarez
profesora de Ciencias Sociales y académica literaria en el Instituto Superior de Educación “Dr. Raúl Peña” de Asunción. Posee una maestría en Tecnologías de la Información en Educación y Formación por la Universidad Autónoma de Madrid.

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