Por Isidro Brítez *
Si solicitás a un encarnaceno que caracterice a su pueblo y a sus habitantes, de seguro responderá con argumentos como:
-La identidad del encarnaceno está en constante constitución (Gladis Moreno, inmigrante argentina);
-En Encarnación no existe una cultura dominante (Naserdimi, inmigrante árabe);
-Hay varias culturas dominantes por encima de la de Encarnación (Marta García, descendiente española);
-Encarnación no tiene una cultura dominante, porque todos aportaron para la forma de ser del encarnaceno (Sahid Jure, inmigrante sirio);
-Históricamente el encarnaceno se identifica por su laboriosidad y compromiso, trabajar y trabajar con la ayuda de dios (Olga Letketman, descendiente neerlandesa)[1].
Considerando estas manifestaciones, entendemos las razones por las cuales el encarnaceno se muestra reticente, incrédulo y hasta frío con la situación del resto del Paraguay. Precisamente porque el ciudadano de la localidad fundada por San Roque González siempre dependió de sus propias capacidades para salir adelante, no del Estado nacional ni de sus políticas.
El gastado concepto de crisol de culturas influyó en la evolución del pensamiento y actividad de la capital de Itapúa, transformando a la población en una masa imperturbable e insensible, cada cual (colectividad) encausando su lucha según sus propios intereses. Que como sociedad perdimos el rumbo o tal vez nunca lo trazamos como comunidad.
No fijamos prioridades, no planificamos el futuro, solo vivimos mirando al otro lado del río, pendiente de las vicisitudes y caóticos melodramas político-económicos de la vecina Posadas, Argentina.
Según Carl Sagan “En el futuro la gente habrá perdido la capacidad de establecer prioridades o de cuestionar con conocimiento a los que ejercen la autoridad (…) nosotros, aferrados a nuestros cristales, con las facultades críticas en declive, incapaces de discernir entre lo que está bien y lo que es cierto, nos iremos deslizando a la oscuridad”[2]
Encarnación fue ampliamente beneficiada por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). Transformó por completo su fisonomía pero mantuvo sus problemas intactos. Como sociedad, al no tener las prioridades como eje articulador, cedió espacio a los pequeños grupos de presión que lograron imponer sus intereses sectoriales.
Uno de ellos logró la construcción de un gran estadio para 30.000 espectadores[3] con un costo de 50.000.000.000 de guaraníes (US$ 7,2 millones) [4]. Que está camino a convertirse en un gran elefante blanco [5] por el alto costo de mantenimiento. Así como también un sambódromo, denominado de manera elegante como «centro cívico», con un costo de 24.000.000.000 de guaraníes (US$ 3,5 millones). Solo es utilizado cada febrero, durante los carnavales.
Un problema desde 1950
En contrapartida, uno de los problemas intactos nunca tratado es el antiguo Hospital Regional de Encarnación, fundado en 1950. El centro sanitario se amplió desorganizadamente hasta el punto de no reunir las condiciones físicas para su adecuado funcionamiento. Requiriendo de un urgente traslado a nuevas y modernas instalaciones acorde a los tiempos y densidad poblacional (casi 140 mil habitantes, sin el área metropolitana)[6].
Entonces, la idea del gran hospital del sur se estuvo barajando desde el año 2005 cuando se presentó un proyecto para 2500 camas, el cual fue rechazado por considerarse sobredimensionado[7]. En el 2010, la administración de Fernando Lugo retomó el proyecto, pero su gobierno cayó junto con sus avances.
Actualmente el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) proyecta un hospital[8] inadecuado según profesionales locales[9], los cuales tampoco se ponen de acuerdo, mientras el tiempo pasa.
Educación relegada y rezagada
El mismo panorama se vislumbra en la educación. El Colegio Técnico Nacional de Encarnación no puede ofrecer mejor educación porque sus instalaciones y maquinarias obsoletas no lo permiten. Mientras que de la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), una gran cantidad de profesionales sale al desértico mercado local, sin posibilidades de progreso, a causa de que el modelo económico-comercial encarnaceno no ofrece oportunidad para ellos.
Mientras la salud y la educación no sean temas de prioridad para la ciudadanía encarnacena, seguiremos observando con una apática mirada la imagen 3D del estadio, soñando con una final mundialista de fútbol, bailando en el sambódromo y vendiendo baratijas a los turistas, de espaldas al país, pero especialmente a los mismos encarnacenos.
Publicación realizada en el marco del Proyecto Transición.
Referencias
[1] ZUIDERWYK, E. (2018). Encarnación, identidad e interculturalidad. Encarnación: Editorial DIVESPER
[2] SAGAN, C. (2019). El mundo y sus demonios. Trad. Por Dolors Udina. 23a ed. Bogotá. 493p.
[3] Entidad Binacional Yacyretá. (2021). Obras encaradas por el Gobierno, a través de la EBY, dan nuevo rostro para el turismo a Cambyretá.
[4] Entidad Binacional Yacyretá. (2021). Moderno Estadio de la Liga Encarnacena construido por la EBY.
[5] Báez, V. (2021). ¿Qué pasará con el estadio de Encarnación? Diario Hoy.
[6] La Población de Encarnación es de 138.592 habitantes, lo que la hace la ciudad más poblada del sur del país. Instituto Nacional de Estadística.
[7] ABC Color. (2021). Temen negociado en obras del Gran Hospital del Sur.
[8] Llamado MOPC Nº 55/2021. ID Nº 399.277
[9] ABC Color. (2021). Tras denuncia de direccionamiento, MOPC da más plazo en licitación de Hospital del Sur.
* Isidro Brítez es ingeniero civil por la Universidad Nacional de Itapúa (UNI) y técnico en
construcciones civiles por el colegio técnico de Encarnación. Actualmente se
desempeña como jefe de obras en una empresa privada de la zona. Es parte del Taller de
Escritura Semiomnisciente (TES). En 2021 fue seleccionado por el Proyecto Transición
de la Revista Y y Ciencia del Sur para representar a la literatura del departamento de
Itapúa.
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Un texto que puede ser extrapolado a otras ciudades del país. Invita a pensar, de forma colectiva, hacia qué modelo de sociedad caminamos.
Cómo encarnacena, me parece un despertar qué necesita la mayoría de la población, observar Las verdaderas problemáticas que posee la ciudad, priorizar y crecer como comunidad.
Pero mientras sigamos dándole más importancia a divertirse que a una educación de calidad y una salud integral vamos a seguir esperando que se abra el puente internacional, porque allá es a dónde corremos por educación, por salud y por trabajo.
Excelente columna!