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El Observatorio Sudafricano de Radioastronomía (South African Radio Astronomy Observatory, SARAO), participó del encuentro de periodistas científicos. (Eduardo Quintana / Ciencia del Sur)

Mientras en Pretoria (Tshwane) se celebraba la 13ra. Conferencia Mundial de Periodistas Científicos (WCSJ), la ciudad vibraba entre dos mundos: uno de poder y sombras, otro de datos y supervivencia. Todo, en un 2025 enmarcado como «Año Internacional de la Ciencia y Tecnología Cuánticas». 

Por un lado, la Comisión Madlanga, creada para investigar corrupción, crimen organizado e interferencia política en la justicia sudafricana, reveló que una red criminal había penetrado la policía, la judicatura y otros órganos del Estado. Por otro, un estudio alarmante mostraba cómo los pingüinos africanos (Spheniscus demersus) están muriendo por la falta de sardinas, su alimento esencial, una señal del delicado equilibrio entre humanidad y naturaleza.

La WCSJ 2025 no fue solo un encuentro: fue un laboratorio de ideas, de cuestionamientos y de relatos que atraviesan fronteras. Más de 70 países discutieron bajo el lema “Periodismo científico y justicia social: construyendo comprensión y resiliencia”, explorando cómo narrar ciencia en un mundo convulso.

Los temas de las sesiones de la WCSJ abarcaron diversos temas. (Eduardo Quintana / Ciencia del Sur)

Uno de los talleres más intensos abordó la desinformación. Aprender a distinguir entre mala información, desinformación e información dañina se volvió central para los periodistas científicos. Aunque los términos parecen similares, sus efectos y objetivos son muy distintos. En tiempos de polarización, la información falsa se multiplica, especialmente en salud y ciencia, y comprender sus matices es vital para proteger a la sociedad de engaños sutiles y peligrosos.

Otro debate clave giró en torno al periodismo científico bajo autoritarismos. Colegas de Nigeria, Palestina, Líbano y Egipto compartieron cómo cuentan historias de ciencia en entornos hostiles, manteniendo viva la llama de la libertad de expresión. La lección fue contundente: la libertad de prensa es la condición sine qua non del periodismo científico de excelencia. Sin ella, incluso los mejores datos se pierden en el ruido.

Esto fue muy relevante, ya que en otra sesión, la principal respuesta a la pregunta de cómo construir periodismo científico de excelencia fue la necesidad de contar con la libertad de prensa, algo que algunos países, especialmente africanos, no lo tienen aún desarrollado.

La sesión sobre países autoritarios la moderó el editor y autor Richard Stone, de Science. (Eduardo Quintana / Ciencia del Sur)

Entre las conferencias magistrales, el abogado ambiental Cormac Cullinan impactó con su reflexión: “La Antártida no tiene voz, pero es la voz de la Tierra”. Su llamado a repensar la geopolítica del continente helado resonó con fuerza: el futuro de nuestro planeta exige una ciencia que sea también política y conciencia global.

El sur global brilló con luz propia. Por primera vez, la WCSJ se realizó en África, con participación mayoritaria de países que, pese a limitaciones económicas y científicas, construyen historias de ciencia que importan. La conferencia de Sudáfrica dejó claro que la falta de recursos no impide contar historias que cambien perspectivas y agendas.

Mandi Smallhorne, presidenta de la Asociación Sudafricana de Periodistas Científicos (SASJA), sintetizó esta idea en el discurso inaugural:

“Sin un conocimiento básico de las ciencias y de las noticias científicas, no podemos entender ni decidir sobre nuestro mundo: decisiones sobre cómo asegurar la salud de nuestros hijos; sobre cómo usamos la energía y el agua; sobre los productos que elegimos comprar; sobre a quién votar. Y mientras que muchas personas en el Norte Global tienen acceso a esa información (¡aunque no siempre la usen bien!), muchas en el Sur Global no lo tienen. Los periodistas científicos que pueden usar sus habilidades narrativas para explicar la tecnología, la investigación y la ciencia aplicada son esenciales para el avance de la justicia social. Los periodistas científicos toman información arcana y opaca y la convierten en algo útil para las comunidades”.

El encuentro en Pretoria reunió a cientos de periodistas y científicos de más de 70 países. (Eduardo Quintana / Ciencia del Sur)

Los periodistas de ciencia no somos simples cronistas ni hinchas de los investigadores: somos preguntadores, desafiadores y narradores críticos, capaces de desnudar fallas y evidenciar problemas que afectan a nuestros países, siempre con el compromiso de la búsqueda de la verdad.

La política, inevitablemente, también se coló en la conferencia. La puja entre Australia y China por albergar la WCSJ 2029 reveló que incluso los eventos científicos tienen sus tensiones, sus estrategias y sus juegos de poder. Finalmente, Beijing acogerá la cita, luego de Londres 2027.

Pretoria quedará en la memoria como la ciudad que abrió sus puertas al periodismo científico global, en una era marcada por la inteligencia artificial, la desinformación y la urgencia ambiental. Allí, entre debates sobre pingüinos que mueren, redes criminales que operan y datos que podrían salvar vidas, quedó claro que contar la ciencia es un acto de coraje, creatividad y justicia.

Y tal vez, ahí esté la verdadera magia de esta conferencia. En el sur de África, donde los problemas abundan pero la imaginación científica no tiene límites, los periodistas construyen puentes entre la información y la acción. Entre la realidad y la esperanza. Entre lo que somos y lo que podemos salvar. Pretoria enseñó algo que trasciende cualquier reporte: la ciencia no es solo conocimiento; es también una aventura que nos conecta, nos desafía y nos inspira a proteger nuestro mundo, un pingüino y un dato a la vez.

Los periodistas científicos pudieron cconocer mejor Sudáfrica con algunos safaris en las reservas alrededor de Pretoria. (Eduardo Quintana / Ciencia del Sur)

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur y presidente de Ciencia del Sur EAS. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval (Universidad Iberoamericana) y en relaciones internacionales (Universidad Interamericana). Se especializó en filosofía científica (Universidad Nacional de la Plata) y en museología (Universidad Autónoma de Asunción).
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados. También es director de MUPA: Voces de Museos y Patrimonios.

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